Miles de opositores realizaron una nueva jornada de manifestaciones contra el gobierno, que pese al gran despliegue de fuerzas de seguridad no ha logrado contener las protestas que en tres semanas han dejado ocho muertos, más de un centenar de heridos y 500 detenidos.
Tras la multitudinaria marcha de la víspera, la oposición retó de nuevo al gobierno con movilizaciones que partirán de 26 puntos de Caracas para llegar hasta la Defensoría del Pueblo, en el centro de la capital.
El líder opositor y excandidato presidencial Henrique Capriles pidió a sus seguidores vencer el miedo y combatir de forma pacífica la represión.
No descansaremos hasta que en Venezuela se recupere el hilo constitucional”, sentenció Capriles al advertir que la oposición mantendrá las protestas hasta que logre elecciones libres, un canal humanitario para alimentos y medicinas, la libertad de los presos políticos y el respeto a la Asamblea Nacional.
Por su parte el presidente Maduro reiteró que la oposición está promoviendo un golpe de Estado y descartó la posibilidad de ceder ante las presiones de sus adversarios.
El líder del oficialismo y diputado Diosdado Cabello denunció la noche del miércoles que la oposición impulsa una “agenda desestabilizadora” para promover acciones violentas en todo el país y justificar una intervención en Venezuela de los organismos internacionales.
Maduro activó esta semana un plan militar para ampliar la presencia en las calles de los cuerpos de seguridad. Asimismo, anunció la ampliación de las milicias a 500 mil civiles uniformados y prometió entregarle fusiles a cada uno de ellos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos manifestó su preocupación y sostuvo que el despliegue de fuerzas militares y civiles uniformados representa una “grave amenaza” a los estándares en materia de protección de la seguridad ciudadana y de los derechos humanos. Amnistía Internacional se sumó a los cuestionamientos y exigió a las autoridades venezolanas garantizar el derecho a la población a manifestar en las calles.