Al menos 58 personas han muerto y otras 250 resultaron heridas luego de un ataque químico al norte de Siria perpetrado por las fuerzas leales al gobierno de Bachar Al Asad. Los aliados luchan contra los terroristas de ISIS por el control del territorio.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha informado sobre la cantidad de fallecidos, entre los que hay 11 menores de edad, mujeres y jóvenes. El hecho se produjo en la localidad de Jan Shijún, provincia de Idleb.
La Defensa Civil Siria dio cifras iguales y describió el panorama que tuvo que enfrentar: personas con asfixia, vómitos, espasmos, convulsiones y personas que echaban espuma por la boca.
La localidad tiene cerca de 75 mil habitantes, muchos de ellos desplazados de la provincia de Hama, que está bajo el control del Ejército Libre Sirio (ELS).
Este bombardeo fue atribuido a la coalición siria rusa, a quienes se acusa de lanzar desde el cielo gas sarín y gas cloro. La mayoría de víctimas murieron por falta de atención médica oportuna. En las calles, los voluntarios y otras personas que no fueron alcanzadas por las bombas rociaban agua a los heridos.
Algunos llegaron a atenderse en Turquía, debido a la cercanía de la frontera. Minutos después del primer ataque, el hospital de Jan Shijún fue bombardeado y quedó inoperativo.
Autoridades rusas y sirias han negado que se hayan ordenado ofensivas antiterroristas en esa zona, y mucho menos con elementos químicos. Sin embargo, el Consejo de Seguridad de la ONU tendrá una reunión de urgencia este miércoles para analizar el caso. Estados Unidos ha condenado el hecho, junto a Francia y Reino Unido.