Las agresiones de Donald Trump han mantenido asediado al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, pero paradójicamente le ha servido en estos días para recibir un amplio apoyo, ante la indignación que muchos mexicanos sienten por las actitudes del mandatario estadounidense.
Desde magnates como Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, hasta opositores políticos, ha crecido una oleada de respaldo a Peña Nieto, que ha podido olvidarse por ahora de su baja popularidad derivada de casos de corrupción, la violencia, el débil desempeño de la economía y en particular de un fuerte alza de la gasolina en enero.
Los planes de Trump de cambiar las reglas del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) con México, vital para la segunda economía latinoamericana, y de construir un muro en la extensa frontera entre ambos países, han desatado ira y temor entre los mexicanos, sobre todo por las maneras poco diplomáticas del nuevo mandatario estadounidense.
La provocación a Peña Nieto el jueves, diciendo que era mejor que no viajara a Washington el 31 de enero como estaba planeado si no tenía intenciones de que México pague el muro, fue el punto más alto de las tensiones entre ambos gobiernos, con pocos precedentes en el pasado reciente.
Los llamados a la unidad han crecido, liderados por Slim, quien usualmente habla poco en público pero el viernes dio una conferencia de prensa para respaldar al presidente mexicano y calmar los ánimos, diciendo que no hay que temer tanto al estilo de Trump.
“Esta unidad nacional para mí es la más sorprendente que he visto con gran gusto en mi vida”, dijo Slim. “Tenemos que respaldar al presidente de México para que defienda a los intereses nacionales”, agregó.
